ABRIENDO PUERTAS .

Mateo 11:12
«Desde los días de Juan el Bautista hasta ahora, el Reino de los
Cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan».

¿Qué puerta tenés cerrada a tus ojos y oídos naturales mi hermano/a?
Vas a ser como los mediocres, o como los creyentes que viven por vista y por oído y porque ven las puertas cerradas y oyen al diablo bajan los brazos y empiezan a quejarse y justificar las puertas cerradas?

¿O serás como la mujer de esta historia, que aunque las puertas de la casa de Simón estaban cerradas para ella, se metió igual y llegó hasta Jesús y le dio lo mejor que tenía?

Ella hizo lo que tenía que hacer y por eso recibió más de lo que esperaba. El que tenga oídos oiga, celebre y arrebate esta bendición.

Hermano/a, en este año de puertas abiertas metete donde dicen que no podes, llega adonde tenéis que llegar y hace lo que tengas que hacer, que Jesús te dará más de lo que esperes. ¿Estás listo/a?

A David le dijeron que Jerusalén nunca sería suya, sin embargo Dios se la dio y le pusieron «la ciudad de David»
El enemigo te dirá que nunca lo lograrás, que nunca conseguirás el departamento o el coche que estás necesitando, que nunca llevarás a tu familia de vacaciones, que nunca serás un predicador; pero si vos no aceptas las mentiras del diablo y usas violencia espiritual, llegarás adonde él te dice que no, y harás lo que tenéis que hacer y recibirás más de lo que esperabas. ¿Entiendes este mensaje hermano/a?

El escogido para recibir la bendición era Simón, pero él no uso violencia espiritual, él no le dio a Jesús, y por eso siguió leproso; la mujer, con su actitud, aunque no fue invitada, dio lo mejor que tenía, arrebató la bendición y recibió más de lo que esperaba.

Imité esa actitud hermana/o y tus puertas más cerradas se te abrirán.

«Señor Jesús, creo que hoy todas mis cosas se liberan, recibo violencia espiritual, voy a abrir la puerta más cerrada; voy a llegar adonde dicen que no llegaré, haré lo que tengo que hacer, daré lo que tengo que dar y se que voy a recibir más de lo que estoy necesitando.
Para tu gloria Señor. Amén y amén.»