«Y puso el candelero en el tabernáculo de reunión, enfrente de la mesa, al lado sur de la cortina. Y encendió las lámparas delante de Jehová, como Jehová le había mandado a Moisés» (Éxodo 40:24-25)
Todo esto está relacionado con la luz, con disipar tinieblas.
El candelero y las lámparas, en esta Palabra no tienen otro fin que producir luz en el tabernáculo.
Esa es nuestra misión, ser luz, pelear contra las tinieblas.
Hay un dicho mundano que dice «si no podés vencer a tu enemigo, únete a él» Eso es diabólico, en la Biblia no existe. Dios no nos quiere tibios, o somos fríos o calientes, somos luz o tinieblas, nos tenemos que decidir.
Un creyente con antecedentes pasados dentro de la policía, quiso aplicar a su vida este dicho mundano, y se estaba uniendo a un mal policía -que hacía cosas indebidas- porque conocía sus antecedentes.
Y el hermano, por temor, creyó que uniéndose a él de algún modo taparía su situación y no lo perjudicaría. Pero si somos hijos de Dios, El no quiere esto de ninguna manera.
Dios nos manda a poner el candelero adelante y mostrarle al mundo que somos luz y no transamos en cosas raras, si queremos que Dios nos respalde con Su nube de Gloria.
Dios nos quiere encendiendo lámparas, no apagándolas. Sólo impartiendo luz vamos a ser bendecidos, porque la luz prevalece sobre las tinieblas.
Pon tu mano en tu corazón y ora conmigo:
«Jesús, quiero disfrutar este tiempo en victoria , y sé Señor que sólo en Tu voluntad lo lograré. Encenderé lámparas, no seré tibio/a, pelearé contra las tinieblas impartiendo Tu bendita luz, esa que prevalece en medio de toda tiniebla, y Tú me bendecirás Señor. Para la Gloria de Tu
Nombre Jesús». Amén y amén.
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